Nadal y el sueño estadounidense de reinar en pista dura
Nueva York.- En París fue un emperador con 14 títulos de Roland Garros y en Londres firmó ante Roger Federer el considerado por muchos mejor partido de la historia, pero Rafa Nadal también dejó en Estados Unidos una huella impresionante y trató de reinar donde los españoles habían caído históricamente: la pista dura.
Sus cuatro trofeos del Abierto de Estados Unidos (el ‘major’ que más veces ha ganado después de Roland Garros) son una parte fundamental del palmarés de un Nadal que regaló momentos magníficos en el Arthur Ashe Stadium de Nueva York, la pista de tenis más grande del mundo.
«¿Cómo sería una discusión sobre la carrera de Nadal sin este ‘highlight’?», resumió este jueves en X la cuenta del Abierto de EE.UU. con un vídeo del inolvidable ‘passing’ de Nadal frente al croata Marin Cilic en el que el mallorquín encontró un ángulo imposible devolviendo la bola rodeando la red por el lateral.
Eran los octavos del ‘grande’ neoyorquino en 2019 y Nadal lo celebró con tanta rabia y pasión como otro mito del deporte que ese día estaba en la grada disfrutando de la maestría del español: Tiger Woods.
Antes de convertirse en el amo y señor de la tierra batida, Nadal alcanzó en 2005 y en pista dura la primera final de un Masters 1.000 de su carrera.
Fue en Miami y nada menos que ante Federer. En 2004 y con solo 17 años, Nadal ya se había impuesto al número uno del mundo en la tercera ronda del torneo de Florida y en el duelo que supuso el primero de su legendario cara a cara entre ambos.
En la final de 2005, el balear acarició un triunfo descomunal ante Federer pero entonces el partido por el título se jugaba a cinco sets y, tras ganar las dos primeras mangas, acabó cediendo ante el genio suizo.
En cualquier caso, su maravillosa actuación en Miami fue un hito más en ese 2005 pletórico (11 títulos en total incluyendo su primer Roland Garros) en el que también conquistó su primer trofeo en pista dura: el Masters 1.000 de Canadá doblegando en la final al estadounidense Andre Agassi.
Para su primera corona en el Abierto de EE.UU. tuvo que esperar un poco más. Fue en 2010, contra el serbio Novak Djokovic y llegó con regalo extra, ya que con solo 24 años se convirtió en el tenista más joven en la ‘era open’ en proclamarse campeón de los cuatro ‘grand slam’.
Este logro histórico confirmó que el talento de Nadal no entendía de superficies y que su capacidad para adaptarse era extraordinaria. Como muestra, solo dos tenistas masculinos españoles habían triunfado anteriormente en Nueva York: Manolo Santana en 1965 y Manuel Orantes en 1975.
Tres coronas más en Flushing Meadows (2013, 2017 y 2019) iluminaron la figura de un Nadal convertido en toda una figura en EE.UU. También en el país de las barras y estrellas brilló en los Masters 1.000 con tres victorias en Indian Wells y una en Cincinnati.
Aún mejor le fue un poco más al norte puesto que se llevó el Masters 1.000 de Canadá en cinco ocasiones.
Pero Norteamérica también ha sido testigo de su calvario con las lesiones y su sufrimiento en los últimos años. Por ejemplo, en Indian Wells en 2022 derrotó en las semifinales a Carlos Alcaraz en un duelo explosivo pero en la final, muy mermado físicamente, cayó frente al local Taylor Fritz.
Al día siguiente se supo que Nadal, siempre incansable y siempre al límite de lo sobrehumano, había jugado contra Fritz con una fisura en las costillas.
Su última aparición en el Abierto de EE.UU. fue en 2022, donde perdió en octavos ante el estadounidense Frances Tiafoe.
Este año intentó regresar a la Gran Manzana pero finalmente renunció en agosto a un torneo del que, según dijo entonces, tiene «recuerdos increíbles» y echará de menos «esas eléctricas y especiales sesiones nocturnas en el Arthur Ashe Stadium».